Quería hacerle algo que fuera útil y recordara al momento de su comunión, así que pensé en un lápiz decorado, no había hecho muchos, alguno para mi niña pero poco más, pero me lancé y modelé cuarenta y nueve lápices de angelitos ( perdí un lápiz porque eran cincuenta).
Y ahora uno en el que intentaré que se aprecien los detalles
Como soy un poco cabezota me empeñé en ponerle detallitos que me dieron trabajo como marcar los dedos de las manos, las plumas de las alas, incluso el cuello del vestido, pero el resultado mejoraba con ellos así que los hice todos más o menos iguales, cambiando el peinado sólamente.
La presentación corrió a cargo de mi madre, a partir de ahora será la experta en lazos de la familia, pero queda más bonito entregar algo en un envoltorio especial, y Luis entregó el suyo así, todos dentro de una cesta adornada de la que no hice fotos con los nervios.